Bar Playa Eu Pas Puta

Sí, al·lots, sí, un des bars més mítics des municipi serverí, que acull sa clàssica xocolatada de Sant Joan, regentat per un tal Mauricio Caccianiga (jojo) i on hi ha currat sa cofrare Cris Cuadros, ho va passar putèrrim ahir capvespre per culpa d'un 'cap de fibló'. En Biel Capó, ex-Televisió Serverina, mos en fan cinc cèntims des des Diario de Mallorca... (posa Bar Punta Roja però tota sa vida ha estat Bar Playa)

Un tornado destroza un bar en el que había 80 personas en Costa de los Pinos

Los trozos de uralita quedaron clavados como flechas en un coche, pero no hubo heridos

Unas 80 personas que ayer disfrutaban de la tarde en la terraza del bar Punta Roja, en la Costa de los Pinos, se llevaron el susto de sus vidas. Una gran masa negra cubrió el cielo y la concurrencia tuvo el tiempo justo de refugiarse en el interior del local, de apenas 30 metros cuadrados, antes de que un tornado arrasara el exterior, destruyendo el tejado y haciendo volar mesas y sillas. Los trozos en que quedó deshecha la cubierta de uralita salieron despedidos y se clavaron como flechas en la chapa de un coche aparcado allí cerca. Con tal fuerza que un hombre no podía sacarlas. A pesar de la violencia del fenómeno, no se registraron heridos, aunque el local sufrió importantes daños materiales.
Testigos presenciales explicaron ayer que el fenómeno comenzó sobre las tres y media de la tarde de ayer, cuando en la terraza del bar Punta Roja, junto a la playa de Costa de los Pinos, se encontraban unas 80 personas.

Los clientes del local vieron cómo se aproximaba rápidamente una gran masa de nubes negras, y de repente descargó una fortísima lluvia. Todos corrieron al interior del local, que tiene una parte construida de unos 30 metros cuadrados, y cerraron las puertas. Fue entonces cuando alcanzó el lugar el tornado, que se llevó por delante la cubierta de uralita, arrancó de cuajo las vigas de madera del tejado y lanzó despedidas las sillas y las mesas que había en el exterior del local.
"Hemos pasado mucho miedo, lo recordaremos toda la vida", explicaba uno de los testigos poco después del fenómeno. El "cap de fibló" se dejó notar en el lugar durante apenas dos minutos, pero se debieron de hacer muy largos para las ochenta personas que permanecían hacinadas en el interior del local. Luego descargó en el lugar una fortísima tromba de agua por espacio de una media hora. En un pluviómetro instalado en Son Sard la compañía de agua de la localidad, se recogieron 46 litros de agua en 32 minutos.
En el incidente no se registraron heridos, porque todo el personal se refugió rápidamente en el interior del bar. Pero una vez finalizado el fenómeno, el gerente del local, Mauricio Caccianiga, descubrió que varios de los trozos en los que quedó deshecho el tejado de uralita habían quedado clavados en la chapa de su coche, como flechas. Los fragmentos habían impactado con tanta fuerza que un hombre no podía arrancarlos.
El fenómeno quedó localizado en un lugar muy concreto, por lo que no ocasionó daños en las casas de los alrededores. La intensa lluvia provocó inundaciones en las fincas agrícolas de la zona, mientras que la carretera de Cala Bona a Costa de los Pinos quedó interrumpida ya que quedó cubierta por los restos del porche del bar.