CULTURA "FORAST". CAPITULO 5

Puede sentirse. Puede parecer un susurro de la brisa. Una brisa dolida por algo, dolida por la propia historia de la calle, el duro día a día de una población que, a pesar de no estar reconocida por la ONU, es una de las más grandes culturas de todos los tiempos.

Desde Aztecas a Judíos, todas las culturas históricas han tenido sus ritos musicales. He aquí los de la gloriosa cultura Forast.

EL FARY. La sencillez no siempre riñe con el carisma, he aquí el incombustible Fary como ejemplo antonomástico. Taxista de profesión, Luís decidió dedicarse al mundo musical con un peculiar estilo que le ha permitido ganarse el respeto de todos y colocarle en el Coliseo de la Música Forast, codeándose con los mas grandes. El Fary, personaje de a pie, con alma de Dios. Su majestuosa condición humana posibilita el hecho de que El Fary sea descendiente directo de Jesucristo.

ECOS DEL ROCIO. Temperamento amoroso y voces prodigiosas han marcado la trayectoria musical de estos sevillanos. Temática muy centrada en los sentimientos por la familia, alcanzan su cenit artístico con una composición magistral: “Sevillanas del adiós”. Arte en estado puro, su calidad siempre pasó por encima de los problemas con la bebida que lleva maltratando a 4 de sus 5 miembros desde hace 20 años.

LOS CABALES. Rudos camioneros de profesión, este grupo originario de la provincia mas grande y pobre de España (Badajoz), ha llegado sin proponérselo, derrochando humildad, honestidad y un ligero hedor a Ducados, a ser los abanderados del sentimiento común extremeño hacia la tierra que los crió. Su éxito “Si Canto a Mi Tierra” se ha convertido en la mayor sinceridad poética que ha recibido una región del Mundo.

LOS CHICHOS. Gitanos andaluces, el trío de las 3000 viviendas tuvo una dura relación con la heroína, la cocaína, el éxtasis, las anfetaminas, la marihuana, el alcohol, el tabaco y el puterío. Relación que cortó, pero no truncó, la trayectoria del que a día de hoy, sigue siendo el grupo más grande de la Historia Forast. “El Vaquilla”, “Quiero ser Libre” o “Ni más ni menos” son ensayos sobre la vida misma: cruda y de sabor pocas veces dulce.

LOS CHUNGUITOS. Estos gitanos extremeños, amantes del jolgorio nocturno y drogadicto, consiguieron sobreponer su pasión por la música a su extraña habilidad para las armas y el narcotráfico. A lo largo de los años, han sabido resolver la papeleta de ser el rival histórico de Los Chichos, con composiciones de tal calado musical como “Dame veneno” y “Si me das a elegir”.







MANOLO ESCOBAR. A pesar del profundo odio o la indiferencia total que siente el Forast medio por el Régimen, siendo Manolo Escobar uno de los íconos del Franquismo y de poseer unas dotes intelectuales en ocasiones inquietantes, este virtuoso del canto sencillo y rítmico, supo abrirse un hueco en la megalomanía Forast gracias a una campesina elegancia y una eterna sonrisa.

ANTONIO MOLINA. Dos hechos convierten a “la voz” en merecedor de estar en esta lista: Su inverosímil abanico de tonalidades y una oda al proletario por excelencia, el sufrido trabajador de los túneles, llamada “Soy Minero”. Siendo el artista patrio con mayor proyección internacional de su época, Antonio Molina nunca dejó de ser querido por los Forast.

LOS CALIS. Trío del madrileño barrio de La Alegría, es el grupo mas puteado por la Historia popular, pues su gran éxito “Heroína” es atribuido con frecuencia a Los Chichos. A pesar de esto, todavía se dejan ver por los bares de siempre cuando disfrutan de los permisos de salida de los respectivos centros penitenciarios en lo que se encuentran cumpliendo condena.